
Soy Kathya Adsuar y me dedico a acompañar a mujeres y profesionales a través de la Arteterapia, la Terapia Ocupacional y el Feminismo Radical.
¿Por qué hago esto?
Soy una mujer cómo tú, como tantas otras. Todas hemos crecido en una sociedad patriarcal y profundamente violenta y eso atraviesa nuestras vidas a diario, dolorosamente real. Así que sé muy bien lo que significa sentirte perdida, culpable, sola, sin saber cómo seguir.
El feminismo y la psicoterapia feminista me salvaron la vida. Por eso creo profundamente en ambas.
Mis valores
Horizontalidad
Porque los espacios de cuidado deben tener en cuenta las relaciones de poder para permanecer libres de violencias.
Horizontalidad
Porque los espacios de cuidado deben tener en cuenta las relaciones de poder para permanecer libres de violencias.
Conocimientos situados
Porque mi posición de privilegio/opresión determinan mi mirada y el lugar desde el que acompaño. No soy neutral ¡Ni quiero!
¿Quieres conocer mi historia?
Soy una superviviente
A los 9 años, después de un accidente en el cole que casi me mata, mucho tiempo en el hospital y 3 operaciones, decidí muy firmemente que quería ser cirujana. Unos años después salí del pueblo donde había crecido para cursar el instituto en Madrid y en ese nuevo ambiente me di cuenta de que podía ser quien quisiera.
El instituto era también residencia de estudiantes y fue una época maravillosa, podía estar con amigas y a la vez desarrollar mi faceta de empollona! Pero mi plan para estudiar medicina era ambicioso y la nota de corte para entrar era altísima. Siempre he sido perseverante y algo obcecada, así que repetí 4 veces selectividad para conseguir la nota que necesitaba. Y lo hice. Entonces una amiga de una amiga me habló de Terapia Ocupacional y me apasionó lo que escuchaba. Así que cambié de rumbo.
El amor y sus temblores
Mientras estudiaba la carrera me enamoré profundamente de un hombre que me maltrataba psicológicamente (a eso le puse nombre mucho después) y que por suerte me acabó dejando. Madrid, la ciudad que amaba, se me hacía insoportable y busqué otro lugar para empezar de nuevo. Así llegué a Barcelona, que me salvó la vida en muchos sentidos.
Los inicios en Barcelona fueron soledad e introspección. Mientras daba largo paseos con mi perra, empecé a ver carteles de una formación de Arteterapia y algo dentro de mí me dijo “Aquí es”. La creatividad siempre estuvo muy presente en mi vida y esto parecía una unión perfecta. No me equivoqué.
Los puntos de inflexión
Siento que he vivido muchos puntos de inflexión, así que iré por partes. En Barcelona empecé a trabajar en residencias de personas mayores, a tener contacto con personas con demencia y muchas clases de profesionales e instituciones. Empecé a vislumbrar lo que no me gustaba de ese mundo.
Acababa de cambiar de trabajo cuando tuve una enfermedad neurológica autoinmune que casi me mata (otra vez). Salí del hospital a un famoso centro de rehabilitación porque a efectos prácticos estaba casi tetraplégica. La recuperación fue rápida, la experiencia tremendamente dura.
Lo que me parecía importante en la vida se trastocó y decidí que no quería dedicar tanto tiempo a algo que no me hacía feliz, necesitaba priorizarme a mí y buscar mi camino. Cambié de terapeuta y buceé profundamente en mis dolores, descubrí muchas cosas que me ayudaron a identificar mi eje, a defenderlo. Y aprendí a confiar más en mi intuición.
Cuando me reincorporé a una nueva residencia, me tope con un cambio de paradigma, la Atención Centrada en la Persona. No lo había oído nunca, pero cuando empecé a leer, me di cuenta de que eso se parecía mucho más a lo que yo siempre había pensado. La psicóloga del centro era muy crítica con todo lo que hacíamos y aprendí mucho; de ella y sobre qué profesional quería ser.
Después esa psicóloga, que aún es mi amiga y referente, fue mi jefa en un centro de día maravilloso donde trabajamos mucho y le dimos la vuelta a algunos prejuicios sobre la vejez y la capacidad de las personas para ser dueñas de sus vidas. Pero ese proyecto acabó y vinieron varios cambios de trabajo donde cada vez me sentía peor.
En todos estos años, combinaba mi trabajo remunerado con diversos proyectos de Arteterapia que me daban poquísimo dinero pero ayudaron a construir mi identidad profesional y seguían reforzando la convicción de “Es aquí Kathya”. Y en lo personal, tuve la suerte de cruzarme con mujeres maravillosas, fuertes y poderosas, que me enseñaron la fuerza que tenemos juntas.
Además, seguí formándome (¡aún lo hago!) El Máster de investigación e intervención psicosocial con perspectiva crítica me dio un gran anclaje teórico a todo lo que me venía revolviendo las tripas. La violencia institucional estaba por todas partes y yo era una pequeña hormiguita que no podía cambiar nada. No quería formar parte de eso así que abandoné el ámbito, me rendí.
Había llegado el momento de comprometerme con lo que era.
Artombú y perspectiva feminista
Era 2019, tenía dos años de paro y la convicción absoluta de que podía hacerlo. Renové la web (en realidad el nombre de Artombú había nacido en 2015!), ordené mis ideas y me puse a trabajar. Ofrecía talleres abiertos de Arteterapia para que la gente pudiera conocerme. Me sentía en mi salsa, feliz. Eran los inicios y el proyecto avanzaba lento, pero seguro.
Entonces llegó la primavera de 2020 y nos quedamos en casa. Sentí que necesitaba aportar, que podía acompañar. Llegó también la revelación del elemento que faltaba, la perspectiva feminista y crítica.
Empezaron los talleres online, los ciclos terapéuticos y diseñé mi primera formación.
Después llegaron más ideas, nuevas iniciativas y la búsqueda de una red afín. Decidí montar un equipo con otras arteterapeutas feministas para la creación de un podcast. “Suficientemente Buenas” que se estrenó en Mayo de 2021. Ahí nos rescatamos, reafirmamos y creamos en horizontal contenido crítico para personas como tú, que sientes torbellinos.
Artombú es la materialización de quién soy. Un proyecto alineado con mis valores, donde me siento profundamente libre y acompaño desde la honestidad y las tripas. Puedo decir que soy arteterapeuta o puedo definirme más poéticamente; me dedico a crear espacios donde podamos plantar semillas para el cambio, en ellos te invito a explorar la ternura que creamos juntas.
Confío plenamente en que eso nos hará más libres
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